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En nuestra encuesta sobre Salud Mental y Bienestar en la Universidad, descubrimos que el 73% de los estudiantes sufre nostalgia en la universidad. Ir a la universidad es un acontecimiento que cambia la vida, que puede asustar bastante y que te hace decir adiós a tu zona de confort.

La nostalgia es algo que afecta a la mayoría de los estudiantes, incluso a los que nunca han sido realmente hogareños. Desde crear una red de apoyo de amigos hasta mantener a tu madre en marcación rápida, hemos estudiado las mejores formas de afrontar la morriña, y hemos descubierto que todo es cuestión de equilibrio:

1. Rodéate de amigos...

La mayoría de nosotros anhelamos algo de independencia cuando estamos en la fase de "adolescente gruñón". Pues bien, ¡cuidado con lo que deseas, porque ahora lo tienes! No tener a nadie que te diga lo que tienes que hacer es liberador, pero también puede ser un poco intimidante. Rodearte de un grupo de amigos puede ayudarte a sentirte con los pies en la tierra.

¿No sabes dónde encontrarlos? Puede que conocer gente nueva sea lo último en lo que pienses si anhelas la normalidad del hogar, pero no te castigues por ello. Los amigos potenciales están por todas partes en la universidad, y todo el mundo está en el mismo barco.

Ofrécete a tus compañeros de piso para que vengan corriendo si necesitas a alguien con quien acurrucarte durante un maratón de Netflix, o lánzate a charlar con alguien en las clases. Los compañeros de curso y la gente de tus sociedades y clubes deportivos seguro que comparten algunos de tus intereses, y pueden darte una sensación de seguridad en tu nuevo entorno.

... pero dedícate tiempo a ti mismo

¿Eres la mariposa social de tu grupo? Si es así, probablemente la soledad en la universidad sea la menor de tus preocupaciones. La universidad es el paraíso de los sociables, los extrovertidos y los payasos de la clase. Sin embargo, incluso para los más extrovertidos, el sinfín de caras nuevas y salidas nocturnas puede resultar agotador.

Si sufres de FOMO, probablemente descubras que siempre hay algo a lo que decir "sí". Mientras te diviertes tanto, no olvides darte un respiro. Asegúrate de reservar algo de tiempo para ti, para que puedas recuperarte y evitar quemarte.

2. Mantente en contacto con tus seres queridos...

Tanto si estás acostumbrado a ir a casa de tu abuela a tomar el té, a llamar a tu madre de camino a casa o a disfrutar de una sesión de Netflix con tu mejor amigo todos los sábados, mudarte a la universidad significa no ver a las mismas personas a diario.

Con el tiempo, verás que esto es algo bueno. Te dará más confianza e independencia, y reforzará amistades que se hicieron para durar... pero al principio, probablemente las echarás de menos. Mucho.

Por suerte, vivimos en la era de la tecnología, que te ofrece un millón de formas de mantenerte en contacto. Snapchats con tu mejor amiga, estados de Facebook para mantener a mamá al día o incluso una llamada por Skype con tu abuelo* te harán sentir un poco más cerca de casa. Todos tenemos esa persona que puede hacernos sentir cien veces mejor con unas pocas palabras: llámala cuando te sientas mal. Sabrá ponerte una sonrisa en la cara.

*Disclaimer: montar esto va a ser estresante.

... Pero recuerda desconectarte

Has hecho algo increíble y valiente al mudarte: recuerda dedicar tiempo a experimentarlo. Pasar demasiado tiempo al teléfono con la gente de casa te impedirá construirte una vida en la universidad.

Por supuesto, envía un mensaje de texto cuando apruebes tu primera tarea, o prepárate para salir por la noche mientras chateas con tus amigos por Skype, pero si empiezas a perderte la vida universitaria porque no puedes desprenderte de casa, te distanciarás de tus nuevos amigos y echarás aún más de menos a los antiguos.

3. Adopta una nueva rutina...

Si eres un animal de costumbres, no te sentirás como en casa hasta que no hayas establecido una rutina diaria o semanal. Estructurar un poco tu día a día en la universidad te ayudará a gestionar tu tiempo para que sientas que estás conquistando la vida estudiantil.

Controlar tu horario y reservar tiempo para socializar, estudiar y relajarte reducirá al mínimo el estrés cuando las cosas se agiten. Ser organizado también te mantendrá lo suficientemente ocupado como para que las semanas pasen volando y tu próximo viaje a casa esté a la vuelta de la esquina antes de que te des cuenta.

... Pero Mantener Viejos Hábitos

En la universidad todo son nuevas experiencias, y debes aprovechar cada oportunidad con las dos manos... O eso es lo que todo el mundo te dice. Si empiezas a sentirte abrumado por todas las cosas nuevas y emocionantes que estás haciendo, no pasa nada por dar un paso atrás.

Incorporar tus viejos hábitos a tu nueva rutina puede ayudarte a combatir la nostalgia, ya que te dará una sensación de normalidad en medio de la locura. Ya sea leer antes de acostarte, ir a la peluquería para darte un capricho o ver "Ven a cenar conmigo " un domingo por la tarde, no hay razón por la que no puedas mantener tus viejas rutinas en la universidad.

4. Escríbelo...

¿Necesitas despotricar de tu compañero de piso desordenado? ¿Desearías poder sacar a pasear al perro? Cuando tu mente está sobrecargada de trabajo, poner tus pensamientos por escrito puede ayudarte a ver las cosas con más claridad. Lo que puede parecer un pequeño cambio puede suponer una gran diferencia al darte un poco de perspectiva sobre lo que te está causando estrés.

... Pero asegúrate de hablar con alguien

A veces hace falta un verdadero hombro sobre el que llorar para desahogarse de verdad. Ya hables con tus compañeros de piso, con tu familia o incluso con uno de tus profesores de la universidad, hablar cuando tengas problemas te ayudará a construir una red de apoyo de personas que están ahí para ayudarte.

Si algo te preocupa de verdad, da el primer paso para mejorar las cosas: busca ayuda. Hay muchas cosas por las que estresarse en la universidad, y no hablar de tus preocupaciones puede acumularse rápidamente y convertirse en algo abrumador. Asegúrate de que cuidas de ti mismo, y busca a alguien que cuide de ti.

5. Siéntete como en casa...

Muchos estudiantes ven la universidad como una oportunidad para reinventarse o ser totalmente ellos mismos, como quizá no se hubieran sentido capaces de serlo antes. ¡Llévate tu personalidad a la universidad! Decora tu habitación con luces de hadas, carteles, fotos y cualquier otra cosa que te haga sentirte tú mismo.

Crear tu propio espacio te dará un lugar familiar donde desconectar y respirar. Además, te habrás proporcionado un buen tema de conversación para cuando tus compañeros de piso vengan a curiosear.

... pero sal de tu zona de confort

Probablemente ya lo habrás adivinado, pero la universidad consiste en superar los límites. Ya has dado el salto de salir de casa, ahora tienes que abrazar otras experiencias nuevas y emocionantes que se te presenten.

La universidad no tiene por qué ser como tu casa, y no pasa nada si echas de menos tus comodidades, si llamas a casa y pides hablar con el perro, y si te gastas una parte de tu préstamo de estudios en billetes de tren para volver a casa. Sólo recuerda que tienes que crear otro hogar para ti, con nuevos amigos, aficiones y un dormitorio en blanco que puedas hacer tuyo.

¿Qué te hace sentir mejor cuando echas de menos tu hogar? Cuéntanos cómo afrontas la morriña en Twitter o Facebook.